Serán buenos días a las diez


Eran las dos en la madrugada
vos seguías en mi mente
y mis ojos se cerraban...

He visto pocos amaneceres,
he vivido mañanas atrasadas
y me he preguntado por qué
la vida está enamorada.

Miré aquel cigarrillo con jubilo
y a las tres de la mañana
mi amor por las madrugadas
había perdido...

Pienso que los paraguas
son divertidas excusas
para los que no desean
las caricias de la lluvia.

Mi alma se llena de alegría
al saberse abrigada
de una mañana fría.
Al saber que estarás ahí
con un beso tibio.

No espero contemplar un amanecer,
sino una medianoche lluviosa
donde no existan los paraguas...
¡Que vida preciosa!

Quizá no te bese a las nueve
pero más tarde te amaré... así es
serán buenos días a las diez.
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