Entre los ramos de flores
regalados con el merecido
corazón imaginario,
que se han marchitado.
Entre esas flores se escurrían
recuerdos de una sonrisa
reacia a ser verdadera.
Entre chocolates amargos
que jamás degusté
porque vinieron de manos
que jamás disfrutaron
o se extraviaron.
Entre una canción de Lana
y el ritmo de Marina,
supe que jamás te querría.
Porque los errores no se repiten
solo se repiten los aciertos,
o quizás es al revés... lo olvidé.
Lo que importa es que
no te repetiré.
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